domingo, 13 de octubre de 2019

Un discurso soez o el acto del infortunio

"El hijo del hombre" René Magritte

Un discurso soez o el acto del infortunio
            Una alfombra de papeles arrugados cubre el suelo del estudio. Es el testimonio de la escasez de ideas serias para un escritor de su talla. A lo largo de la última semana sólo ha tenido tiempo para una tarea: la selección minuciosa de palabras, que conformarán el discurso de apertura para la recepción del premio; su premio.
La fluidez de palabras se ha interrumpido por varios días, quizá sea por la falta de costumbre con la victoria que las ideas lo esquivan. Pero, después del quita y pon de frases rebuscadas, ha concluido con la versión final del discurso. Ya dan las 5:00 de la tarde. En una hora comienza la ceremonia. Debe salir.
De un movimiento felino, brinca desde el escritorio hasta el closet y se monta el primer camisón que encuentra; algo desteñido, algo arrugado, parecido a él en ciertos aspectos de su vida. Mientras se peina el cabello con los dedos de la mano, ojea por última vez el discurso recién acabado. Siente, después de tanto tiempo, que su esfuerzo como escritor comienza a ser reconocido. Tiene la plena seguridad que una multitud lo espera en el teatro para aclamarlo. El círculo de intelectuales que ha secuestrado el arte de la ciudad, finalmente hablará de él y su obra. Será reconocido como lo ha merecido siempre. A partir de este día recibirá invitaciones a las cenas con el alcalde y demás autoridades gubernamentales, servirá después de tanto tiempo como el acompañante que da brillo a la conversación de los políticos locales. Sus colegas en la revista comenzarán a respetar su trabajo. La ciudad comenzará a respetarlo.
            Con cuarenta años recién cumplidos y una vida dedicada a la escritura, ve por primera vez, un logro medianamente aceptable; ser ganador del premio regional de novela. Desde su época de estudiante en la facultad de letras sintió que una nube de mediocridad lo rodeaba, pero por primera vez, se disipa esa nube y se abre ante sus ojos un futuro prometedor. Extraño quizá, pero prometedor.
            Vuelve al presente. Revisa los últimos detalles, guarda el discurso en el maletín y sale a paso apresurado hasta la estación del ferrocarril. En pocos minutos parte el último tren que va al centro y no puede darse el lujo de pagar un taxi. Llega a la estación, compra el boleto y de un salto alcanza el tren. Observa el interior del vagón, encuentra un asiento vacío y se recuesta. La emoción lo embarga. Se mira en el espejo de su pasado, escruta su historia, su mediocre historia. Piensa en su futuro, su futuro de éxito y gloria: Cree haber encontrado el secreto que separa a los novelistas inmortales de los olvidados. La vida le muestra una sonrisa y le giña el ojo en señal de triunfo.
Ya no hará más el trabajo de articulista de poca monta en la revista, ahora deben promoverlo al consejo editorial, ahora deben considerarlo para editor jefe en la revista; es lo menos que pueden hacer para retener su talento. Piensa en Chejov, a él le debe su amor a las letras. Piensa en los maestros clásicos y contemporáneos; él ya puede considerarse parte de los maestros contemporáneos. Piensa en sus noches en vela, en sus experimentos literarios, en sus excéntricos y absurdos rituales, necesarios de escritor abnegado. Piensa en todo, como parte de un camino intrincado, que lo ha conducido al éxito.
            Busca distraer su atención. Observa el interior del tren. Imagina que su próximo éxito literario puede ser sobre el inmenso dragón metálico que le sirve de transporte. La vida del maquinista es una historia que merece ser contada, puede ambientarla en el siglo pasado, durante la guerra civil: “ahora todos escriben sobre la guerra civil”. Construye en el aire la trama de su próxima novela: trata sobre un documento que el maquinista debe llevar a la capital para salvar la república y al final es detenido por la dictadura. La obra, seguro valdrá otro premio, uno nacional o internacional. Tendrá que escribir nuevos y mejores discursos. Ya está listo su próximo proyecto, esta misma noche comienza.
            Abandona el ejercicio creativo por un momento. Centra su atención en una mujer que está sentada al frente. Vuelve a meditar en su vida; esta vez en su vida amorosa. La soledad ha sido su única compañera, pero desde hoy, ese aspecto cambiará. Ya es mayor para sostener aventuras de amor jovial, pero con su fama de escritor reconocido, le lloverán mujeres, mujeres como la que tiene ante sus ojos, de cabello rubio, alta y con una voluptuosidad digna de revista pornográfica. El futuro promete.
Los ojos le brillan mirando a la dama. Ella, advierte en su mirada cierta malicia, y con un movimiento distraído, deja caer el abrigo para cubrir sus piernas desnudas.
            El escritor hace a un lado sus ínfulas de Don Juan y evalúa la calidad literaria de su novela premiada: “fisionomía del chisme”. No es un golpe de suerte, la calidad literaria existe en su obra, nadie puede dudar de ello. Él no puede dudar de ello. Reconoce que el estilo narrativo del país ha decaído en los últimos años, pero no quiere decir, que su novela sea mediocre. Puede incluso, convertirse en la tendencia renovadora de la nueva literatura nacional. Tendrá que elaborar más discursos, atender entrevistas, visitar países en todos los continentes. Sus energías debe distribuirlas entre las relaciones públicas y la escritura.
            Termina el recorrido. Baja del tren y revisa su reloj; es tarde. Camina unas calles, con su paso apresurado atropella a los pocos transeúntes que están en su camino. Llega al teatro; en la entrada lo espera un mozo:
-Bienvenido señor Rodríguez, adentro esperan.
Entra. El recinto a medio llenar lo recibe de pie con una salva de aplausos. Una euforia extraña lo conmueve al compás estridente del aplauso. Camina altivo por medio del teatro, ondea su mano y saluda al medio centenar de desconocidos que lo vitorean. Lo recibe el alcalde, estrecha con fuerza su mano y lo invita a dar las palabras de apertura. Ya frente al podio contempla la multitud que guarda el silencio para oír sus palabras. Rodríguez se revisa, mira a todos lados y no encuentra el maletín donde guardó el discurso. Entra en desesperación, sus manos y frente comienzan a sudar mientras los espectadores rompen el silencio con sus murmullos. De pronto, el escritor recuerda el tren, levanta la cara y masculla frente al micrófono, las palabras que reflejan toda su existencia: “¡Mierda!”
FIN

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viernes, 13 de septiembre de 2019

Palabras que motivan

Pintura de Rob Gonsalves


Puntillazos sobre las palabras que motivan
Nuestra fortaleza se puede medir a través de la capacidad que tenemos para resolver las condiciones más adversas. Pero, ¿Qué pasa cuando las adversidades nos superan? En muchos casos caemos heridos por la derrota y levantarnos se vuelve una tarea sumamente complicada.

Hoy en honor a los que se levantan más allá de sus dificultades, quiero ofrecer algunos puntillazos sobre las palabras que motivan. Esta vez, he buscado entre los poetas a dos refuerzos de altura, más adelante sabrán reconocerlos.

La humanidad ha inventado toda clase de artefactos para hacer su vida más cómoda y sin embargo, cada día su estado de insatisfacción es mayor. En las crisis que hoy se ciernen sobre el mundo, podemos identificar que se han creado más cosas de las que podemos adquirir. En efecto, el tener no es sinónimo de felicidad o satisfacción.

El asunto resulta complejo en cuanto al Ser y Sentir, puesto que hemos venido descendiendo a una crisis espiritual sin precedentes. Ante tal situación vale la pena preguntarse ¿cómo puedo ser feliz si no cultivo el espíritu? O en su defecto, ¿Cómo levantar mi moral si no hay un mundo sensible a mí alrededor? La ausencia de un mundo sensible es el resultado de enfoques y modelos sociales en los que nuestro valor se mide por la cantidad de objetos que somos capaces de producir, adquirir y consumir, de tal manera que nuestra forma íntima de relacionarnos con el universo queda relegada.
En mi caso particular, que no soy muy devoto de los templos y las iglesias, he encontrado una forma de contrarrestar los efectos nocivos de la sociedad mercantilizada, basada en el artefacto más importante inventado por el hombre; LA PALABRA.

Es así, en algunos casos cuando los problemas nos arropan hasta llevarnos al límite, una palabra puede salvarnos del abismo. Valorar la palabra es valorar el ser, entender la palabra como sustancia creadora, como terapia del espíritu, la palabra nos sirve de puente que nos conecta como comunidad humana.

¿Cómo se pretende ser feliz y sentir satisfacción si ignoramos el medio para alcanzarlo? La palabra nos conduce, no desde su forma lógica de comunicación, sino de nuestra capacidad individual para absorberla. Es decir, mayor será el impacto en mi de la palabra mientras mayor sea mi capacidad sensible. El medio para lograrlo todo es la palabra.

Considerando los anteriores argumentos, quería compartir con todos a mi primer invitado, el poeta de los versos que más han influido en mi vida cotidiana, se trata de Mario Benedetti, quién nos acostumbra a ver la flor en el pantano, quien nos ayuda a levantar la fogata en las noches oscuras, el mismo que nos invita a no rendirnos en ningún momento de nuestra vida.

En efecto, no venimos al mundo a rendirnos y entregar nuestra existencia a los demás, venimos al mundo a cultivar los sueños, a lograr propósitos y metas, hemos venido al mundo a luchar contra la corriente y no rendirnos. Para los que no se rinden quiero compartir el bello texto de Benedetti, titulado “No te rindas”


No te rindas

No te rindas, aún estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños,
porque la vida es tuya y tuyo también el deseo,
porque lo has querido y porque te quiero.
Porque existe el vino y el amor, es cierto,
porque no hay heridas que no cure el tiempo,
abrir las puertas quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron.
Vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa, ensayar el canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos,
No te rindas por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños,
porque cada día es un comienzo,
porque esta es la hora y el mejor momento,
porque no estás sola,
porque yo te quiero.

En este texto en particular, subyace una filosofía para afrontar las situaciones más difíciles, es una ventana abierta para lograr todo aquello que nos proponemos. Este poema es la palabra que motiva, porque hay fuego en nuestra alma, porque esta es la hora y el mejor momento para levantarse y no caer de nuevo.

Hablando del momento perfecto para hacer las cosas, quiero compartir el texto de nuestro segundo invitado. En este caso, emerge el poeta norteamericano Walt Whitman con uno de sus más maravillosos poemas, “Carpe Diem” para enseñarnos a apreciar la importancia de lo instantáneo.

Saber que cada momento es una oportunidad para reflexionar nuestra existencia, para mirar nuestra vida como algo de un valor insustituible, para creer en nosotros mismos y por sobre todas las cosas, su palabra nos motiva a aprovechar el día, el instante del ahora. Así que, ahora comparto con todos el texto “Carpe Diem” de Walt Whitman.


Carpe Diem

No dejes que termine sin haber crecido un poco,
sin haber sido un poco más feliz,
sin haber alimentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie
te quite el derecho de
expresarte que es casi un deber.

No abandones tus ansias de hacer de tu vida
algo extraordinario…

No dejes de creer que las palabras, la risa y la poesía
sí pueden cambiar el mundo…

Somos seres, humanos, llenos de pasión.
La vida es desierto y también es oasis.
Nos derriba, nos lastima, nos convierte en
protagonistas de nuestra propia historia…
Pero no dejes nunca de soñar,
porque sólo a través de sus sueños
puede ser libre el hombre.

No caigas en el peor error, el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso.

No te resignes…
No traiciones tus creencias. Todos necesitamos
aceptación, pero no podemos remar en
contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.

Disfruta el pánico que provoca tener
la vida por delante…
Vívela intensamente,
sin mediocridades.
Piensa que en tí está el futuro y en
enfrentar tu tarea con orgullo, impulso
y sin miedo.

Aprende de quienes pueden enseñarte…
No permitas que la vida
te pase por encima
sin que la vivas…”

La palabra a través de estos poemas funciona como una invitación para cultivar el ser y transformar nuestra forma de concebir el universo, entender que cada día es una oportunidad para conquistar el mundo es la esencia de la palabra que motiva, esa que se hace carne cuando la hacemos parte de nuestra forma de ser y sentir.

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viernes, 16 de agosto de 2019

El placer de leer



El placer de leer
A este mundo venimos de pasadita, nuestra existencia es efímera y la naturaleza humana es extremadamente compleja para aceptarlo. Se imaginan venir al mundo y gastar la existencia sin haber disfrutado de un buen libro, morir sin haber sentido esa experiencia mística que significa el placer de la lectura.

Leer es un placer, aunque el trauma sadomasoquista de la enseñanza formal nos diga lo contrario. Quienes leen estas palabras habrán vivido esos trágicos capítulos de su infancia frente a manuales de enseñanza que los hacían repetir las sílabas como si se tratara de cotorras en entrenamiento.  Es bueno aclarar una cosa: ESO NO ES LECTURA.
Como tampoco lo es memorizar contenidos o “leer” un texto por obligación o exigencia de alguna clase. Leer es un acto de amor y el amor obligado es una violación. La lectura convencional es un acto de violación.

Bien podría llamarse la breve introducción a estos puntillazos como “el trauma de la lectura escolarizada”, pero en realidad, lo consideré necesario para contextualizar mi experiencia lectora, y exponer de mejor manera ese fascinante multiverso de la palabra escrita llamado lectura.
Quienes me conocen, sabrán muy bien mi desapego por cosas materiales y mi amor extremista por los libros. Hace un tiempo descubrí que soy un bibliófilo con tendencia de cleptómano, lo que significa que soy un sujeto de alta peligrosidad para las bibliotecas.

En una ocasión escribí que “la televisión y la radio nos decían que el amor era un sentimiento, pero se equivocaron” bien pudiera parafrasear esas palabras y decir que la escuela nos engañó con todo lo que nos dijo sobre la lectura. Ese engaño lo descubrí tarde cuando ya había avanzado mi carrera universitaria, desde ese instante me volví enemigo de la educación convencional y todos aquellos seres reproductivos de sistemas de enseñanza tan arcaicos.


EL PLACER DEL TEXTO

Leer con los sentidos
Nuestra mundanidad se debe a que somos seres del mundo, carne y hueso compuestos de sentidos que nos permiten sentir aquello que tocamos, vemos, saboreamos, olemos y escuchamos. El acto de la lectura es como la comida que entra por los ojos y penetra el resto de los sentidos, la sensualidad lectural pudiéramos llamarla.
Quienes sentimos el gusto por leer, no buscamos que el libro sea buenos o malo (eso es otra cosa: caprichos de sujetos academicistas), nuestro propósito es un tanto más trascendente, es experimentar que te enganchas con la obra de tal modo que sientes cómo te cambia la vida, te amplía los sentidos, te ata hasta llevarte a un estado de transformación individual. Leer es sentir el placer de transformarse a sí mismo.
Cuando leí la novela “AURA” del escritor mexicano Carlos Fuentes, comprendí que leer no se hace sólo con los ojos, los sentidos se activan en su totalidad, el terror y el erotismo en una sola historia, imaginarme en la piel del protagonista, sentir odio, temor, lástima o amor al leer una historia, es una experiencia encarnada que entra por los ojos como la comida. Leer es alimentar el espíritu y el alma.

Degustación del placer del texto
Una profesora en un taller de creatividad literaria me habló del goce del texto y creo que es lo más brillante que le he oído a un ser humano que sea verdad. El goce del texto, del libro, de la historia, del poema, de la carta es encontrar en un cúmulo de palabras la estimulación máxima de cada fibra de nuestro cuerpo y alma.
El goce del texto, como todo aquello que nos produce placer, requiere de la degustación para su perfecto aprovechamiento. No gozaremos jamás un texto, cuando lo abordamos de forma apresurada, sin disfrutarlo en su máxima expresión. Leer sin degustar el libro es como hacer el amor sin regocijarse de cada milímetro corpóreo de la pareja.

Atmósfera creativa


Leer es un placer que hay que saber degustar, nadie degusta de un helado con dos mordidas, cuando leemos debemos tener una atmósfera para el momento, la paz, la iluminación, la temperatura del aire y los demás elementos que hacen que la lectura se convierta en una suerte de ritual liberador.
Somos seres profundamente creativos, nuestra naturaleza es creativa, por ello creamos tantos inventos de toda índole. Cuando nuestra creatividad muere, desaparecemos como individuos. La lectura es un acto acto de creación intima, cada texto que leemos, lo recreamos y al mismo tiempo nos recrea sin siquiera notarlo. Cuando leemos en la atmósfera ideal, alguna historia, poema o carta, activamos esa naturaleza creativa que yace en nosotros, y revivimos en nuestra mente todo aquello que estamos leyendo, allí reside la creatividad. El placer de leer nos permite la existencia como sujetos creativos.
Escribir es crear universos nuevos, leer es habitar esos universos. Es un placer individual que solo experimenta aquel que lo hace, es este tipo de lectura trascendente que no nos enseñan en la escuela o la universidad.

Libertad individual

Con esta fase llegamos al final de la segunda tanda de puntillazos. Como en la escuela se nos enseña a leer con amenazas y amedrentamiento, nos suprimen como individuos, nos eliminan la oportunidad de desarrollarnos con total plenitud. La edad de mayor creatividad es la de la infancia y nos trauman la infancia con métodos sádicos de enseñanza. Métodos que terminan por encerrarnos y alejarnos de los libros como medio para el saber y la libertad.
El arma de los manipuladores es la ignorancia de la masa, el libro funciona como un antídoto perfecto para asumir la conciencia crítica que se necesita para librarse del servilismo fanático tan común en estos días. El libro es el depósito de la memoria humana,  del conocimiento, de las ideas. En la lectura radica la llave a la libertad de nuestras ideas y pensamientos, deslastrarse de la masa manipulada y mirar los acontecimientos desde perspectivas diferentes a las que nos plantean los “medios de comunicación”.
Los métodos de enseñanza de lectura siempre buscarán maniatarnos tanto con prácticas sádicas y contenidos de manipulación, nuestra mirada lectora debe blindarnos ante las pretensiones homogeinizantes de la sociedad que buscan los centros de poder. Podemos hallar la libertad en la lectura siempre que estemos dispuestos a cultivar la conciencia de lo critico y lo INCONFORME.

BONUS EXTRA

La lectura es multivariada, no existe el libro para todos los lectores, pero para cada quien, sí existe un libro por descubrir. El hoy siempre es el mejor momento para hacer las cosas, si quieres leer hazlo, no dejes que nadie te diga si un libro es bueno o malo, sólo léelo y juzgalo. Si no te convence, busca otro y otro, hasta encontrar aquel que fue escrito para ti. La lectura inicia como hábito que a medida que avanza el tiempo va madurando hasta llegar a la experiencia de descubrir en el texto lo placentero trascendente.
Asi concluyen estos puntillazos del día de hoy dedicado a quienes se apasionan por la lectura y la convierten en experiencia vital, espero continuar publicando más puntillazos, como urdiendo un telar con las palabras.

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viernes, 9 de agosto de 2019

Cómo iniciarse en la escritura

ilustración de Juan García, Nicaragua, 2018.

Cómo iniciarse en la escritura

El primero de los puntillazos los dedicaré a explicar desde mi experiencia cómo iniciarse en la escritura creativa. 

Aquí comentaré cómo se inicia, qué hábitos o técnicas son los mejores para comenzar y cómo hacemos para escoger el género que mejor se adapta a cada uno de nosotros.

Primero que nada, la escritura es una experiencia individual, por lo tanto, la iniciación es diferente para cada persona que lo hace. Escribir es un oficio de dedicación diaria, a medida que avanzamos, vamos adquiriendo técnicas y nuevas formas de expresar lo que sentimos, deseamos, padecemos y pensamos. Escribir es un acto de intimidad exteriorizada.

Cómo iniciarse en la escritura.

Cultivando el talento
Antes de comenzar mis estudios de pregrado escribía muy poco o casi nada, pero los pocos textos que elaboraba se ganaban el elogio de mis profesores, compañeros y amigos, por lo que creo que la escritura es un talento que todos tenemos pero que debemos perfeccionar con el tiempo y la experiencia.

Escribir leyendo
Yo casi nunca leía, sentía una pereza horrible por el hábito de la lectura, sin embargo cuando escribía podía expresar a través de un lenguaje muy básico lo que deseaba. Mi carencia de lenguaje se debía a la ausencia de lectura. Luego, cuando comencé mi andar por la carrera de castellano y literatura me encontré con el maravilloso universo de la lectura, así que poco a poco fui aumentando mi capacidad expresiva y mi calidad creativa. Creo que a partir de allí comencé a cultivar mi talento como escritor.

Darle rienda suelta al deseo escritor
Si alguien siente una necesidad de escribir, lo único que debe hacer es escribir. Expresar aquello que desea, siente, piensa o padece. Escribir es una forma perfecta para ordenar el mundo íntimo de cada quien, si desde una parte profunda de nuestra alma surge el fuego creativo de la escritura, nuestro deber es darle rienda suelta. Escribir poemas, cuentos, novelas, pensamientos, no importa cómo lo hagamos, que nuestra satisfacción de escribir sea escribir.

No tener miedo de comenzar a escribir
Cuando mostré por primera vez mis textos creativos, una serie de poemas, sentía un miedo terrible porque yo apenas había comenzado con la escritura y esa persona era un profesor de literatura con mucha experiencia. La respuesta del señor al que le confié mis textos fue nula, no respondió si estaban bien o mal. Si al menos hubiera dicho que estaban mal, yo habría intentado mejorar. Pero no, no respondió nada. Esa experiencia me hizo aprender una cosa: NO ESPERAR LA OPINIÓN DE NADIE PARA ESCRIBIR.
No se debe tener miedo de escribir, lo que importa del oficio de la escritura es crear a partir de la palabra nuestros universos, ordenar nuestro mundo íntimo y buscar satisfacernos a nosotros mismos. Escribir es un deporte extremo donde nos arriesgamos el alma, para ser campeones en ese deporte debemos entrenar cual atleta olímpico con disciplina y valentía.

Hacerlo a diario
Este creo que debería ser el primero de los puntillazos debido a su importancia. No importa si escribes narrativa, poesía, ensayo, cartas, pensamientos, microrrelatos, descargos y muchas cosas más. Lo importante es que lo hagas a diario, carga en tu bolso, cartera o bolsillo algún cuaderno para que escribas durante esos impulsos de brillantez producto del choque neuronal en nuestra base de mando (cabeza).
Crea una rutina continua de trabajo escritor, cada día de tu vida, a una hora específica, escribe. Siéntate y siéntete en la comodidad de escribir. Yo por ejemplo tengo mi alarma a las 2.45 am para levantarme a escribir en soledad. El mejor amigo de un escritor es la soledad. Nietzsche decía que se debe aprender a vivir la soledad y los escritores al menos lo hacen perfectamente cuando escriben.
Hace unas semanas pregunté por una amiga escritora, tenía mucho sin saber de ella, no respondía mis mensajes de texto, whattsapp o Facebook, la respuesta de la persona a la que le pregunté fue una sola: TIENE TRES MESES ENCERRADA ESCRIBIENDO. Esa aunque sea una rutina extrema, les aseguro es una de las de mayor producción para el escritor.


¿Cuáles son las mejores técnicas para comenzar a escribir?




Administrar el tiempo
La escritura es un ejercicio de producción, mientras más es el tiempo que le dedicamos nuestro producto (poema, cuento, novela, ensayo) será mayor en cantidad y mejor calidad. La mejor técnica que podemos usar es mantener una administración controlada de nuestro tiempo.
Yo digo que si escribir es un trabajo se le debe dedicar el tiempo como a cualquier otra profesión. Es decir, jornadas de al menos doce horas diarias. Pero como estos puntillazos se tratan sobre la iniciación en la escritura, lo recomendable es comenzar con una hora diaria y a partir de allí aumentar hasta lo que den nuestras capacidades intelectuales. Al principio será difícil guardar la disciplina, pero créanme valdrá la pena.


Leer, formarse, investigar.
La lectura es la base de la escritura, gracias a ella nos encontramos con los movimientos, tendencias y técnicas que aplican los escritores a sus obras. La formación es importante, conocer los movimientos literarios, las técnicas estéticas, los procedimientos artísticos para la creación literaria y otros aspectos son fundamentales para todo aquel que escribe.
En mi caso, me fascina la microliteratura, es decir, soy amante de los microrrelatos, de los poemas breves, del haiku, de los aforismos, uno de mis escritores de poesía favoritos es Gustavo Pereira que escribe una clase de poesía existencial denominada somari. Yo leo mucho y escribo poco la verdad, pero cuando escribo por lo general son poemas cortos o microrrelatos porque son mis géneros y estilos favoritos. Es decir, hay una influencia directa de la lectura en mi escritura.


Contemplar el mundo.
El escritor es un observador, usted contempla una escena y a través de la escritura traduce en palabras lo que representa la escena. La magia de la escritura radica en la capacidad contemplativa del artista literario. Se fijará en el ave jugando con las nubes y su suelo será la copa de los árboles. La escena anterior es por el ejercicio contemplativo, el cual aplica para todos los géneros literarios.
Aprehende el mundo y hazlo tuyo con la palabra, refleja el alma del universo en tus textos y conmueve a tus lectores. Esas serán tus herramientas primordiales para escribir.

Originalidad y no imitar a ningún escritor.
Al principio hablé sobre la escritura como un acto individual y así es. Si quieres escribir debes ser lo más individual posible, no busque imitar al escritor original porque jamás lo vas a igualar o superar, solo serás una copia muy barata. La identidad de tu escritura es única, perpetúala, cultívala, ensánchala, experimenta, hibrida con ella.

Crear un blog o publicar en tus redes sociales
Si tienes un blog, una red social o una página, es importante que publiques constantemente tus textos. Para qué ser escritor si no nos leen, no te preocupes tanto por los plagiadores, la legalidad de tus textos la dan los lectores y la fecha en que la publicas.


Los puntillazos casi terminan, les dejo cómo saber cuál es el género que mayor se adapta a nosotros.

Lo mejor de iniciarse a la escritura es esa capacidad que tenemos para moldearnos a cualquier género literario, luego que experimentamos con todos y sentimos aquel que nos satisface, lo seleccionamos y nos quedamos con él.

En mi caso, se me da la escritura de microrrelatos, no porque lo haga bien o mal, sino porque me hace sentir cómodo y me satisface. La escritura de poemas breves es otro género con el que me siento cómodo. He querido retarme y escribir novelas o ensayos, pero aún no me atrevo. Pronto lo haré.

La capacidad de describir tan específicamente los detalles de un espacio, momento o de algún personaje no son mi fuerte. En cuanto al ensayo, sólo cumplo a medias lo que me mandan en mis clases de postgrado, pues al parecer se me da muy poco eso de concebir ideas.

Cómo digo, para saber cuál es el género literario que mejor se adapta a nosotros, es aquel que nos hace sentir cómodos, que nos motiva a seguir escribiendo, luego, cuando ya perfeccionamos nuestro arte, sí podemos experimentar con otros géneros.


Aquí concluyo con mis primeros puntillazos, dedicado a quienes se inician en el mundo de la escritura, espero continuar publicando más puntillazos, como urdiendo un telar con las palabras.

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martes, 6 de agosto de 2019

SIDERAL


Al Amigo Daniel Ardila
poeta y planeta
dos palabras que se parecen.

Dos mundos
orbitando su propia estrella.

el planeta, ya sentenciado
gira lento,
como desacelerando su muerte.

El poeta en cambio,
permanece intacto,
creando sus mundos
urdiendo lo eterno.
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Desnuda

 
Pareja, (1962) Richard Lindner
Para SARA
Te quiero desnuda
sin photoshop
real
de carne y hueso 
Inestable.

Sin andanzas en tus pasos
con mis besos en tus piernas
con el fuego robando tu aliento.

Te quiero dulce
con tu lengua devorándome las palabras
con tu ternura saliéndome por los poros
con la canción de tu risa volviéndome loco

Te quiero cerquita
en el aquí y el ahora
en el dulce tacto del beso
en el predilecto momento
que tu cuerpo es mi cuerpo.
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lunes, 22 de julio de 2019

evocación




EVOCACIÓN
“A mi tío Adolfo”



Reminiscencia de quesos bañados en humo:

En el patio donde fui niño
los canastos se tejen entre sueños silenciosos.
Esteras;
una mirada dolida y un cuento de momoyes,
tu figura eterna sigue plegada a la banca:
pies desnudos abrazan el suelo
habitante de caminos y zanjones,
eres arcoíris de fuego y bucare, 

Dulce fanega en la memoria.


*el poema "Evocación" resultó finalista en el V Concurso Latinoamericano de poesía breve "Juanita Herrera Saleme" (Argentina-2019)

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indiferencia

"Fusilamientos del tres de Mayo". Goya, 1814.



Indiferencia
El profesor de arte exponía emocionado el cuadro de “Los Fusilamientos del 3 de Mayo” de Goya, cuando un grupo de hombres vestido de negro interrumpió la clase. Violentamente lanzaron la puerta del salón, apuntaron sus armas al maestro, lo tomaron del cabello y arrastraron por todo el recinto universitario.
En el patio central, el profesor arrodillado, con el rostro teñido de sangre y como poseído por los personajes de aquel óleo exclamaba con fuerza: "¡Viva la patria libre carajo!". Después de varios segundos una ráfaga de balas silenció su garganta. Todos volvimos a clase.

*el presente texto resultó ganador del VI "Concurso de Microrrelatos Hontoria del Pinar" España 2019.

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La Cena


La Cena
"Saturno" Francisco de Goya 1819

Con la noche llegó también el hambre. Encendí las luces y me dispuse a preparar la cena. Revisé los trastos de la cocina una y otra vez sin encontrar las especias para sazonar la carne. Deseaba con ansías una pizca de condimentos secos. Visité a los vecinos tratando de resolver el asunto de los aliños; las despensas desoladas evidenciaban la escasez de los días de crisis. Debo decir, en honor a la verdad, que la lealtad a veces tiene un sabor insípido. Volví a mi hogar con la decepción de una cena escuálida; sin más opción, me comí el cuerpo desaliñado de mi hijo.

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martes, 16 de julio de 2019

Detrás de la cerca



Animal Children Photography Elena Shumilova (2019)




Detrás de la cerca

Detrás de la cerca la mirada se desvanece
en un tumulto de voces callejeras.

El metal abraza el silencio
tejido del alma con carcajadas de hielo y desprecio

y los ecos de risas no ríen en la boca del niño
y los juegos no juegan carrito  en el comercio de verduras

Detrás de la cerca, en la calle, una celda encierra los sueños,
el pensamiento del niño se confunde
y el metal hiere de muerte cualquier atisbo de esperanza.
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